«Tengo un pasado curioso en mi presente artístico.
La vida me cambió en el año 21 y me hizo cerrar con llave muchas puertas abiertas con muchísima pena por la costumbre de tenerlas abiertas, me di cuenta más tarde que no las necesitaba. Había muchas corrientes en mis días, me tenían en continuo movimiento, me arrastraban unos y otros y yo me dejaba, claro. Creía que era más necesaria de lo que realmente era entre y pensaba que los demás que pensaba que si me iba, ellos fracasarían, se torcerían sus días, no comerían ni se trasladarían sin mis servicios y un enorme etcétera.
Pero no, este parón vital que me dio mi salud hizo que me diera cuenta que tenía los cristales de las ventanas de mi existencia demasiado limpios y empecé a dejarlos ensuciar con el tiempo y a ver menos y a sentir menos y de repente, llegó el día en que me estaba dedicando a mi misma. El tiempo de mi día, esas horas maravillosas eran casi en su totalidad para mi.
Cambió mi Campo visual y también mi forma de pintar porque la percepción ya era diferente, la paz de la vida y el remanso de la orilla, ya no del temporal, se apoderaron de mis días. Disfrutaba de lo que hacía por mi cuerpo por mi mente y por mi familia solo cuando yo decidía que podía y poco más.
Aunque pinté desde muy joven, sin ir a clases, seguí mi camino como artista autodidacta sola durante mucho tiempo, inventando, equivocándome, acertando y aprendiendo. Fui especializándome en fondos marinos que era lo que mejor conocía en la isla en la que vivo y lo que me encontraba casi a diario al sumergirme en cualquier playa o risco. Quizás por ser una persona curiosa por naturaleza, ecóloga y una artista espontánea, me siento muy cómoda con la acuarela y con la pintura acrílica, herramientas importantes para decir algo cuando represento mi obra.
Después de varios años sin pintar, volví a armarme de pinceles y de colores y a comenzar una nueva andadura que es la que quiero mostrar.
Lucho desde la individualidad, creo mi obra y me involucro en lo que plasmo con el fin de defender a los seres marinos en su totalidad, a las plantas por crear el oxígeno para el mar y la tierra y por ser el sustento por sus nutrientes, el escondite, la sombra y también por proteger de la acidificación del océano, a tanto corazón sumergido. Viven sus existencias estresadas y causadas por quienes mandan en el planeta y de momento, casi todo lo soportan, ni los vemos, ni se quejan. Aún así, son seres que siguen regulando nuestra dieta, alimentándonos, ofreciendo curas para enfermedades terrestres y nosotros los descuidamos porque pensamos que todo seguirá igual, como hasta ahora.
Desde este pequeño rincón del mundo donde vivo quisiera reflejar la defensa de estos seres a través de mi obra.
He participado en exposiciones colectivas, también en individuales. Mi andadura como pintora que expone su trabajo a desconocidos, comienza en Berlín que es donde vivía en ese momento, en el año 88.
Hasta hace unos días participé en la TrienaI Internacional de la Acuarela (Santa Marta) Colombia, con una obra titulada “Pequeñas factorías de oxígeno terres
He participado en la edición de un cuento juvenil llamado “Sal, la pardela de Alegranza”, como ilustradora de la obra. Cuenta la historia de un ave marina (cualquier elemento relacionado con el mar, me apasiona) que hace una travesía de 44.000 k. para poner su único huevo anual en la isla de Alegranza. Seguidamente, pueden ver alguna de las ilustraciones que hice para el cuento.»
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