PEDRO CANO – España
Artista invitado IV Bienal 2017
PEDRO CANO España
Primeros años
Pedro Cano nace el 10 de agosto de 1944 en Blanca, siendo el menor de tres hermanos. El patriarca paterno de la familia, Jesús ‘el Zurdo’, poseía una tienda de tejidos, alpargatas, pescados y salazones, negocio que continúa en el padre del artista, José, el Moreno y que luego pasaría a sus hermanos.
Cuando Pedro Cano tenía tan solo 10 años murió su padre y será en ese momento cuando su hermano Jesús le regale su primera caja de colores al óleo. La importancia de ese regalo es siempre subrayada por Cano: ‘aquello se convirtió en una especie de talismán maravilloso. Me salvó la vida. Iba por el río, pintando paisajes con un lienzo más grande que yo, y supe que ya sólo quería pintar. El primer cuadro que pinté debió ser una postal, dos árboles en flor…Luego, poco a poco, me di cuenta de que era bonito pintar la luz y la sombra, usar los azules, los naranjas y amarillos’. Después de este hecho, Cano comienza a pintar al óleo. Según su familia comenzó a hablar y pintar al mismo tiempo.
El niño Pedro Cano estudió en el colegio Antonio Molina González, en Blanca.
El origen de su vocación artística
Más tarde, en 1959, un encuentro casual con la pintora valenciana Amparo Benaches determinará su orientación artística. Encuentro que subraya el propio Cano : ‘Cuando tenía 14 años una persona que se llama Amparo Benaches pasó por el pueblo y vio un cuadro mío. Fue a mi casa, habló con mi madre : Dijo que tenía que ir a la Academia de Bellas Artes. Yo estaba con los ojos redondos’ . A partir de entonces comienza de una forma incesante a pintar del natural siendo el motivo principal de esas primeras obras el paisaje murciano, concretamente la huerta y el río Segura. Ya se atisba en ellas la importancia que adquiere en él la captación de la luz, de la atmósfera.
En 1963, cuando cuenta con diecinueve años, se va a Madrid para hacer el servicio militar. Becado por la Diputación Provincial de Murcia, ingresa el día 25 de junio de 1965 en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid para comenzar su formación artística, encontrando el apoyo de Manuel Muñoz Barberán. El pintor Waldo Aguiar le prepara para su ingreso en la Escuela de San Fernando. Durante esos años le influyen especialmente Antonio López, Juan Barjola y Rafael Martínez Díaz. Allí destacó por sus altas calificaciones en todas las asignaturas. Todos los días después de las clases, baja desde Alcalá 13, dónde estaba ubicada San Fernando, al Círculo de Bellas a dibujar del natural.
Etapa en Italia
En 1969 obtiene una beca de pintura de paisaje del Ministerio de Asuntos Exteriores para la Academia Española de Bellas Artes en Roma. Pedro Cano realizó para su ingreso dos óleos, exactamente unos cuadros que se salían de lo corriente, que no eran, vamos, ‘lo que se llevaba’ : la vivienda de Lope de Vega (una pared, un agujero y una silla) y un paisaje de la Casa de Campo (las herramientas de unos albañiles amontonadas en el suelo y varias casucas que les servían de refugio en los días de lluvia). En septiembre del mismo año se traslada a la capital italiana. La academia solicita cada año un cuadro para enviarlo a Madrid, el primer trabajo debe ser una copia de la antigüedad, para ello, Cano pinta un fragmento de Massolino di Panicale, situado en la Iglesia de San Clemente de Roma.
Antes de marcharse, permanece durante un tiempo en la Fundación ‘Rodriguez Acosta’, de Granada, donde había conseguido una beca para pintar en la Alhambra.
En 1972 se casa con la italiana, Patrizia Guadagno, ‘Patricia es una italiana que responde perfectamente a la idea que, acerca de lo que ha de ser una magnífica italiana, tenemos en España’. Se trasladan a vivir a Anguillara Sabazia, un pueblecito junto al lago de Bracciano, a 30 kilómetros de Roma. Con Pedro Cano, Hijo Predilecto de Blanca e Hijo Adoptivo de Anguillara, se llevó a cabo en 1998 el hermanamiento de Blanca con Anguillara, por la serie de elementos comunes que unen a estas dos poblaciones.
Periplo por América Latina
En 1976 Cano realiza, junto con su esposa, su primer viaje a América Latina, en un periplo que va desde México hasta Brasil. El continente americano le impresionó : sus costumbres, sus colores, la energía vital de sus gentes y su capacidad para soportar la pobreza, su ‘cotidiano vivir mal’. Ese viaje constituyó una serie inagotable de inolvidables experiencias para Cano al ‘vivir una realidad distinta de la que vivo normalmente.
Pintor internacional
En 1984 se traslada a Nueva York, donde reside durante cinco años en el East Village, para vivir una experiencia, que en principio debía ser de cinco meses. Pedro Cano decía de Nueva York que era ‘un reto difícil, una ciudad llena de problemas, donde verdaderamente se respira el gris del humo (…) es la capital del imperio, hay que ir, verlo y saber que existe’.
En 1986 Cano fue nombrado Hijo Predilecto de Blanca. Con motivo de este acontecimiento realizó un dibujo, del que se realizaron 3000 ejemplares que se distribuyen a los vecinos de Blanca. Cano manifestó en una entrevista, con motivo de este homenaje : ‘Por una parte, siento una gran alegría, porque va a ser como un abrazo con todos mis paisanos. Pero mi deseo es que, al día siguiente, después de tantas emociones, yo siga siendo lo que soy : un blanqueño más’.
El 28 de diciembre de 1987 muere Pura, su madre, ‘fuente de vida y de progreso, debido a su inteligencia, coherencia y buena razón’, como indica el propio pintor y sus hermanos.
En 1988 proyecta el diseño de escena del Galileo Galillei de Bertolt Brecht, para el Teatro de Roma, obra dirigida por Maurizio Scaparro. Es la primera vez que se encuentra ante un reto de esas características. Su éxito será tal que el mismo director le invita un año después a realizar el diseño del vestuario en el espectáculo que se representa en Villa Adriana sobre el libro ‘Memorias de Adriano’ de Margarite Yourcenar. Cano expone así la manera que tuvo de realizar este trabajo en una entrevista publicada en La Verdad el día 3 de septiembre de 1989 : ‘Utilicé telas que ya estaban en el teatro, que las habían usado ya, y que las pinté yo mismo, las teñí, e incluso después de haber hecho los trajes, a veces, yo repintaba (‘) a mí me gustaba mucho dar una relación muy fuerte entre la ropa y el sitio, o sea que no sobresaliese nada de aquello, integrar los trajes al máximo en el lugar’.
Durante la primavera de 1990, siguiendo la ruta de Las ciudades invisibles de Calvino, el artista viaja a Siria y Jordania, atravesando las ciudades de Alepo, Palmira, Apamea y Petra.
Visita en Turquía los Teatros Griegos y Romanos de Aspendos Side y Mira entre otros. También se acerca a la isla de Kastelorizo, junto a la costa turca donde volverá más adelante. Además viaja a la India, visitando Rajastán, Cachemira y Benarés principalmente.
En el otoño de 1991 dibuja sus impresiones de Egipto a través de un viaje por el Nilo durante el cual visita Aswan, Dendera, Esna y Edfú, que le causan honda impresión. En ese mismo año, cambia de estudio en Blanca. Restaura el corral donde su abuelo guardaba el ganado, situado en la calle del Castillo, y lo transforma en un luminoso estudio. Este nuevo estudio es descrito con detalle por José María Galiana: ‘Las paredes del estudio son blancas y el suelo de barro cocido. Se accede a través de una antigua puerta de madera con mirilla, aldaba y ventana de medio punto en la parte más alta para que entre la luz y se ventile la estancia sin que sus moradores puedan ser vistos desde la calle. Otra referencia árabe. Para ganar altura y luminosidad, se suprimió el altillo donde El Manchego apilaba las ramas y el pienso. Tampoco están los atrojes donde comía el ganado nila tená que separaba los cabritillos a las madres. Ocupan este espacio un caballete y un banco de carpintero repleto de pigmentos, espátulas, pinceles, lijas, limones, granadas, recipientes de hojalata y de cerámica, correspondencia y un boceto en tonos de azul. Dos cuadros de gran formato destacan en las paredes de la estancia. Un paisaje de las azoteas que rodeaban la casa que Pedro Cano alquiló en el East Village y el retrato de su madre, el primer óleo que pintó apenas obtuvo la beca que le llevaría a Roma. No parecen colocados al albur. La luz del East V illage representa ese paisaje que siempre nos espera, y la ternura del rostro materno supone una declaración de amor a sus antepasados, a las raíces’.
En 1992 realiza una de sus grandes ilusiones viajando junto a su hermano Jesús al Yemen, visitando lugares absolutamente aislados y de constumbres ancestrales. Descubriendo la belleza de la arquitectura de tierra y piedra de uno de los países más fascinantes del mundo.
Regreso a Murcia
En 1995 tras una estancia en Nueva York y Los Angeles, el artista vuelve a Murcia e imparte unas clases de acuarela a los alumnos del ciclo formativo del grado superior de Ilustración de la Escuela de Bellas Artes y Oficios. Aparte de estas clases en concreto, Pedro Cano ha impartido cursos de acuarela en varias universidades e instituciones en Italia, Alemania, Grecia y España. En 1999 imparte junto a Joan Hernández-Pijoan el Primer Curso Internacional de Pintura de Paisaje en Blanca.
En 1995, además colabora en la revista Telos, una revista de comunicación, tecnología y sociedad. Telos decidió realizar una colección pictórica, la cual se compuso de casi 400 obras, pertenecientes a 41 artistas, entre ellos Pedro Cano, junto a artistas también de reconocido prestigio como Antonio Saura, Josep Guinovart, Antoni Tàpies, Lucio Muñoz, Juan Genovés, etc… A cada artista la revista le solicitó una obra destinada a figurar en la portada de cada número de la revista y ocho más para reproducir en el cuadernillo interior. Pedro Cano optó por presentar acuarelas al igual que Ràfols-Casamada, Eva Lootz o Juan Uslé, otros artistas, sin embargo, optaron por collages, gouaches, acrílicos e incluso tintas chinas.
En el año 2001 imparte un curso sobre el Desnudo en Bolzano (Italia).
En la Semana Santa de ese mismo año, en Murcia, el pintor presenta el nuevo Paño que realizó para la Verónica de Salzillo, sobre un lienzo de lino natural de finales del siglo XIX: Previamente el pintor fue realizando numerosos bocetos, en los que se advierte la evolución de formas, luces, tensiones cromáticas y temperaturas anímicas.
El cuadro de Pedro Cano titulado ‘Abrazo del Papa Juan Pablo II y el cardenal Wyszynski’ de 1980, pasó a formar parte, en el año 2003, del patrimonio del Vaticano formando parte de la colección de arte Contemporáneo 1980-2003. Su obra ilustra la primera página del catálogo de dicha colección del Museo Vaticano. El pintor relató que ‘en principio era uno de los muchos abrazos anónimos, pero la historia de todos se ha mezclado con la Historia’, y el cuadro se asoció a un episodio real, el abrazo que se dieron el 3 de octubre de 1978, Juan Pablo II, pontífice desde hacía siete días, y el cardenal Stefan Wyszynski. Esta obra narra un momento particularmente entrañable para el Papa, dijo el autor, quien recordó que entregó personalmente a Juan Pablo II el cuadro y que ‘el azul, la tonalidad dominante del cuadro, gusto mucho al Pontífice’.
En el 2003 retrata a Pepín Liria, realizando múltiples acuarelas previas a la obra definitiva, tres cuadros, que se realizaron con motivo de los diez años de alternativa del torero. El acto conmemorativo se llevó a cabo en el Museo Taurino. Se unieron así, dos primeras figuras, unidas por el arte efimero del toreo y por las artes plásticas.
Curiosidades
Además de a la pintura, Pedro Cano es aficionado al cine y a la música. Sus películas favoritas son las del director griego Teo Angelopoulos, y todas las del Neorrealismo italiano. En cuanto a la música, le gusta escuchar música étnica, principalmente de Grecia o Turquía.
Ha trabajado para el teatro, en 1988 proyecta la escena sobre el Galileo Galillei de Bertolt Brecht, para el Teatro de Roma, obra dirigida por Mauricio Scaparro y en el 1989 diseña los trajes para Las memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar.
Además ha colaborado en varias publicaciones, actualmente ha realizado un trabajo sobre la obra de Italo Calvino.
Su obra es muy prolífica, como demuestran sus continuas exposiciones. Es un artista incesante en la búsqueda de nuevos recursos, de nuevas ideas que plasmar.
Cano va realizando series, en las que va insertando obras de una misma temática pero concebidas plásticamente de manera diversa. La temática de estas series se centra en un único motivo, ya sea la visión de la ciudad de Nueva York, las puertas de Roma o un huerto-jardín. No obstante, la temática de su obra en general, es variada, va desde el mínimo pero minucioso apunte de una flor, una hortaliza o una puerta, a los paisajes urbanos (sean Roma, las ciudades del desierto o las azoteas de Nueva York) y de una naturaleza a las monumentales composiciones.